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Decodificación Biológica

Programación Neurolingüística

Flores de Bach

Decodificación Dental

Mariana López Iturria 

¡Hola! Desde ya, gracias por estar acá.

Me presento, mi nombre es Mariana López Iturria, tengo 37 años, mi signo solar es Virgo, mi ascendente está en Piscis y mi luna en Sagitario. Nací en Maldonado y vivo en Montevideo hace unos nueve años. Y ya que tengo el espacio me gustaría contarles cómo llegué a ser terapeuta y qué me motivó a crear Nexos. Quiero empezar contándoles una breve (y no tan breve) historia.

Siento que mi vida se divide en varias etapas bastante bien definidas, así como el antes y después de Cristo, bueno, lo mismo, pero en esta ocasión sería antes y después de la decodificación biológica y para que entiendan a qué me refiero, les contaré anecdóticamente lo que ha sido mi vida desde mis 31 años.

Corría el año 2017 y mi rutina desde muy chica era enfermarme de la garganta y tomar Amoxidal 750. Lo que para algunos la rutina podría ser salir a caminar, ir al gimnasio, para mí era enfermarme todos los meses de lo mismo. El Amoxidal y el caramelo Bucoseptine eran en mi cajón de la mesa de luz una fija.


Desde que tengo uso de razón recuerdo ir infinidad de veces al médico, al otorrino, a especialistas de todo tipo, brujas, homeopatía, reiki, limpieza energética, psicólogas y todo lo que se puedan imaginar. Hasta que en uno de esos días de dolor y llagas alguien me dijo: «¿por qué no te haces una bio?» Sinceramente no tenía idea a lo que se refería, pero estaba tan cansada de enfermarme que accedí y pedí hora con una terapeuta que me recomendaron en Maldonado.

23 de junio del 2017

Mi vida dio un giro de 180 grados, podría detenerme a contarles lo que fue la consulta, sin embargo, prefiero reservarme los detalles.
Ese día empezó un camino, que en su momento parecía interminable, el proceso recién empezaba y el dolor de garganta ya había pasado a un segundo plano, ahora lo que importaba era poder sanar tanto dolor que en esa consulta pude poner en palabras.

Hablar sana

 

Les tengo que ser sincera y decirles que desde ese día hasta encontrar una compañía terapéutica fue todo muy oscuro. Después de la decodificación estuve un año con una depresión horrible, ataques de pánico y con otros síntomas físicos, mentales y emocionales que, es cierto, ya no eran la garganta, sin embargo, eran tan dolorosos o más, porque, spoiler alert, ¡sí!, la salud mental también duele y te imposibilita a que desarrolles tu día a día con normalidad.

 

No estaba sola, un año antes de este «caos» había conocido a la mejor persona que podía tener al lado para acompañarme a transitar tanto dolor, pues claro, cuando decides adentrarte en tu dolor el universo te manda un cable (bueno, con el mío se re puso).

Mención especial a Gianni, mi novio. Gracias por ser mi ángel de la guarda, mi compañero incondicional, te amo en esta, en todas las vidas y en las mil formas.

 

Así pasó más o menos un año, hasta que un día caminando por Ciudad Vieja me crucé a la amiga de una amiga que alguna vez habíamos compartido un cumpleaños y recordé que era psicóloga, entonces le pregunté si ella me podía atender, a lo que me respondió que sí y fue en ese momento que comenzó mi proceso de sanación.

 

En ese entonces yo trabajaba en el casino, un lugar muy oscuro y de una energía muy densa, a donde se me hacía imposible ir en el estado de depresión en el cual estaba. Por lo que me certifico durante mucho tiempo, con todo lo que eso implica: culpa, miedo, inseguridad, etc. Realmente no tenía otra salida, tenía que encargarme de mí, si no hoy no estaría contándoles esta historia.

 

Mientras estaba haciendo terapia, religiosamente todos los miércoles a las 14 horas, y por supuesto, también visitando al psiquiatra una vez al mes, decido adentrarme en el mundo de la decodificación biológica, esta vez como estudiante para entender un poco más desde adentro cómo podía ser que esta terapia había dado vuelta tanto mi vida. Además, ya hacía un año y no me había vuelto a enfermar de la garganta, algún sentido más biológico, o si quieren llamarle «científico», tenía que tener.

 

En ese entonces me inscribo en un curso anual para estudiar esta hermosa herramienta con el profesor Enrique Bouron. Durante todo el año estudié mucho, sabiendo desde el día uno que yo quería ser terapeuta y brindarle esta herramienta a todos aquellos que quisieran entender qué hacía la enfermedad en su cuerpo. El curso era muy completo, cada módulo tenía un libro entero de material y el nivel de investigación de Enrique la verdad que siempre me asombró, realmente fue estudiar con quien era «la raíz». Pasar por un curso de bio  también es trabajarse y sentir a nivel personal muchísimas de las enfermedades que se tratan, por lo que es muy cansador y revelador.

 

A fines del año 2018, me recibí de decodificadora biológica y la alegría era inmensa. Salí con mi diploma y a los pocos meses ya tenía mi primera paciente. Fue en ese momento que pude finalmente renunciar al casino. Existen dos fotos que describen a la perfección estas dos sensaciones y se las quiero regalar porque son realmente maravillosas.

En la primera estoy yendo a renunciar, nótese la felicidad en mi rostro. En la segunda había cobrado mi primera consulta, la felicidad es también muy notoria, sabía que este era el camino de mi alma, sin entender teóricamente qué significaba, de eso me enteré unos años después.

Así me convertí en terapeuta

 

Trabajé como terapeuta en decodificación biológica en un consultorio que alquilé (mil anécdotas tengo de este consultorio que algún día se las contaré) durante casi todo el 2019.

Después de un año de atender mucha gente, me mudé de mi casa a un apartamento que tuviera un cuarto extra para poder ahí armar un consultorio y trabajar sin horarios determinados por la disponibilidad del otro consultorio que alquilaba.

 

Sinceramente, siempre sentí que la bio no era suficiente, que faltaba algo y que así como yo después de una bio entré en una enorme depresión, las personas que venían se iban con mucha información que después, tal vez, no tenían el espacio o la contención necesaria para transitar sus procesos. Claro que no es una regla que si te haces un bio entres en depresión, este fue mi caso personal, de todas maneras, en ese momento sentía que quería seguir en contacto con esos pacientes y que no tenía las herramientas para acompañarlos ya que la decodificación biológica era solo una consulta en la que encontrábamos el conflicto programante de la enfermedad, lo hacíamos consciente y después… ¿Qué pasaba?

 

(Pueden leer el formato de consulta en este link).

 

Fue en ese momento que decidí estudiar sobre las Flores de Bach

 

¡Qué camino más hermoso el de las flores!

 

Me formé con Gastón Lafitte, instructor y mejor persona. El curso me interesó desde el momento en que me inscribí y entendí que esta iba a ser una hermosa herramienta para acompañar aquellas personas que se hicieran una bio y quisieran seguir trabajando en sus procesos.

 

Ya conocía las flores, mi primer contacto con ellas fue desde muy chica, así que mi niña interna sabía el camino. Ahora tenía cómo acompañar a mis pacientes, con una herramienta maravillosa, sin químicos ni contraindicaciones.

 

Como toda virginiana, estudié todo lo que pude e hice los dos niveles oficiales del Bach Centre.

 

Por supuesto que también empecé terapia floral, porque antes de trabajar con esta herramienta (como con todo lo que he estudiado) lo pasé por mi cuerpo. Desde mi punto de vista, un terapeuta es bueno cuando antes de atender y brindar a otros cualquier herramienta las atraviesa en primera persona. Como dice mi profesor de Decodificación Dental (aún no llegué ahí, ese es un capítulo aparte): «un chef no es buen chef hasta que no se quema las manos cocinando».

 

La experiencia hace al maestro

 

Para ese entonces ya me había perfeccionado en dos niveles de flores, siempre me pareció una herramienta muy hermosa y sobre todo simple, trabajaba con ella y con la bio a la par. Trabajar de la mano de la filosofía de Bach era también entender una y otra vez que somos seres integrales y que para trabajar las cuestiones físicas había que sí o sí tener en cuenta las emocionales que traía ese ser humano como una mochila en su espalda.

 

Tengo que decirles que también tengo un «don», o eso dicen y yo me lo creí. El don del habla, lo hago de forma natural, el otro me escucha con atención la gran mayoría de las veces y lo hago desde un lugar sobre todo horizontal, entendiendo que todos somos uno y que el proceso que estás transitando tú, lo transitamos todos, desde distintos lugares, sin embargo, yo estuve o estoy ahí, lo único que nos diferencia es el escenario de nuestra historia y que yo tengo herramientas que estudié para acompañarte a transitarlo.

 

Ahora bien, en mi consultorio ya había más herramientas, sin embargo, aun así sentía que en algunos casos, donde el trauma por momentos se veía, la luz no era suficiente, el ser humano es muy complejo y las herramientas para poder trabajarse a uno mismo son infinitas y limitarse a una sola, o a dos, sería totalmente un desperdicio, por no decir una estupidez. Gracias a eso nace NEXOS. 

 

Había casos particulares que yo sentía que era necesario sumar la psicoterapia como herramienta de transformación y acompañamiento a los pacientes, por lo que empecé a hacer de NEXO entre mi psicóloga y las personas que yo atendía. Comencé a derivar varios pacientes a Valeria y todos estaban encantados de hacer su proceso psicoterapéutico sumando las flores como apoyo. 

 

Un buen día, Valeria ya no tenía más agenda para atender nuevos pacientes y es por esa razón que se empezaron a sumar más profesionales recomendados por ella y nace este intercambio que en ese momento no tenía un nombre y que más adelante iba a tomar forma con un encuadre bastante más claro: derivar pacientes para que las herramientas sean más y sostenernos entre profesionales que hicieran de estos espacios de terapia un lugar más integral y con distintas formas.

 

Un poco más de mí

Mamá de Berni y Moro (perro y gato) 0
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Si te interesa saber más sobre mí, o acerca de las consultas puedes escribirme.